La dura realidad del agro venezolano y sus consecuencias
Hasta hace pocos años con la bonanza económica de Venezuela, muy pocos se habían dado cuenta de la importancia de tener un sector agropecuario fortalecido. La arrogancia del dinero nos hizo subestimar a quienes desde generaciones hicieron innumerables esfuerzos por producir alimentos accesibles y hacer del negocio agrícola un tema rentable.
Por muchos años, las importaciones masivas de alimentos y fibras, si bien es cierto ayudaron a menguar las necesidades en aquellas áreas deficitarias, también es cierto que competían con la producción nacional, sin embargo tales diferencias fueron subsanándose año tras año a través de los diferentes mecanismos existentes en cada oportunidad: consejos consultivos, cadenas agroproductivas, comisión presidencial agrícola, circuitos agrícolas y pecuarios.
Uno de los factores discordantes siempre fue el tema de precios. Un producto nacional con un "precio superior" al producto importado, factor que estaba determinado por la fortaleza del Bolívar frente al dólar, trayendo como consecuencia el establecimiento de mecanismos para la obligación de compra nacional sujeta al otorgamiento de licencias, desde luego un modelo convencional que estaba lejos de lograr convertir a Venezuela en un país capaz de producir sus alimentos en cantidad suficiente. Pero es a partir de que se mantiene un estricto control de las divisas, de los precios de venta y de compra de rubros agrícolas, del control de precios al consumidor, del control estatal de los insumos agrícolas, de las expropiaciones generalizadas, de la intervención y participación del estado en las importaciones de alimentos, cuando comienza la verdadera crisis del agro venezolano y de la agroindustria en general.
La producción de alimentos es una tarea loable, dura y gratificante para el que la realiza, cuando puede ver el fruto de su trabajo en la cadena de comercialización con un retorno de capital que le permita seguir produciendo e invirtiendo en la mejora de su unidad de producción, adaptándola a las realidades mundiales con nuevas tecnologías y adelantos científicos.
La producción de alimentos no es suficiente por si sola para garantizar la soberanía alimentaria, debe estar acompañada de una agroindustria con la capacidad, modernidad y compromiso nacional de ayudar al logro del objetivo de suplir de alimentos a la población en cantidad y calidad. Desde luego debemos ser objetivos en que no podemos producir todo lo que consumimos, para ello debe estar siempre abierto el portal de las importaciones. Sin embargo si trabajamos en producir en lo que si podemos y adicionalmente trabajamos en campañas de educación masiva en consumir lo nuestro, seguramente iremos en un mejor camino.
En mi modo de ver siempre hubo, con pocas o limitadas excepciones, un divorcio entre los que siembran, el comercio y la agroindustria y es precisamente ahora, ante la total intervención del Estado en las actividades privadas, cuando hay el mayor acercamiento entre las partes. La lección ha sido dura, debe consolidarse entre los actores de las cadenas agroproductivas, la necesidad de crear un modelo propio que permita la reactivación del sector agrícola venezolano donde no sean discriminadas nunca más las partes y por el contrario permita y en forma definitiva el resurgimiento de las potencialidades que como país tenemos, para que nunca más nuestra población tenga que pasar por las penurias de deambular buscando un plato de comida.
Son muchos los trabajos de investigación que se han hecho en Venezuela por décadas en todos los ámbitos: En lo agrícola y pecuario; en lo industrial y comercial, en lo internacional. Prevalece la importancia de rescatarlos y adecuarlos al presente, pues más que nunca son necesarios.
La reorganización del país agrícola requiere del respeto y el apego a la ley de todos sus actores, pero requiere de un fuerte componente de apoyo desde el gobierno central para eliminar todas las distorsiones existentes, pues de lo contrario seguirá la montaña rusa.
Como un pequeño aporte de quien ha trabajado toda su vida en el sector agroproductivo nacional, se presentan estas líneas que intentan completar el extenso trabajo que sobre la materia hay que hacer, con un enfoque de políticas gruesas que deben ir afinándose en la medida que pasamos de lo general a lo específico, pero con el convencimiento que es el trabajo en cadenas productivas lo que permitirá el acercamiento al rescate del sector agroproductivo nacional, con la certeza que es imperativo la visión holística del tema y no el tratamiento individual de cada sector.
Felicitaciones Luis, excelente diagnóstico, muy buena las propuestas...
ResponderEliminarEs cómo diría El Gabo, Crónica de una muerte anunciada. Y eso lo supieron y saben los excéntricos y fanfarrones Ministros de MPPAT Y ahora otro de Pesca
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